“Uno siempre va a querer mucho más porque es la vida de una persona. Más aún mi único hijo”.

Tras la muerte de su hijo Marelo, Ximena ha vivido a duras penas. La búsqueda de justicia es a lo único que se aferra

Ximena está esperando este viernes con mucha expectación. Eso, porque este viernes se realizará la preparación del juicio oral por la muerte de su hijo Marelo, a manos de un conductor ebrio, que no respetó el ceda el paso y chocó de frente la moto en la que Marelo iba de copiloto, camino al trabajo. Murió instantáneamente. El conductor intentó huir, pero testigos se lo impidieron.

“Tú antes de que te pase sabes que es terrible, pero vivirlo en carne propia es totalmente distinto. No sé cómo se puede vivir después de esto”, dice Ximena para referirse a la muerte de un hijo. En este caso Marelo, su único hijo. “Tengo el apoyo de mis amigos, de mi familia, de mi marido, pero no sé cómo he salido adelante”.

Ximena ha participado activamente en la recolección de testigos y videos y los ha llevado a la fiscalía, lo que se ha visto retribuido en que su caso se ha desarrollado en forma clara y que el responsable estuvo desde el mismo día en prision preventiva. Ahora hace 4 meses permanece bajo arresto domiciliario. Ximena espera que le den una pena de 10 años hacia arriba. “Sé que no puedo pedir más. Me han dicho que el caso va por buen camino, que se está dando todo bien”. Un consuelo triste de todas maneras. “Encuentro que la pena es muy baja. Nadie va a quedar conforme. Uno siempre va a querer mucho más porque es la vida de una persona. Más aún mi único hijo”.

Este viernes Ximena va a ir a la Fiscalía con poleras con fotos de Marelo. Ella y todos quienes la acompañen. Principalmente familia, dice, además de la polola de Marelo. También llevarán un pendón pidiendo justicia. “Un jóven de 19 años sano, de su casa. Deja solos a sus papás y a su polola que prácticamente vivía con nosotros”.

Como toda madre que atraviesa por esto, Ximena desearía que ninguna madre pasara por lo mismo, “pero después de la muerte de mi hijo siguieron muriendo personas”. Ella propone endurecer las penas como una forma de prevenir que personas ebrias se pongan frente al volante. “¡Cómo no toman conciencia!. Cuando manejas con alcohol uno nunca sabe lo que va a pasar. Partiendo porque te puede pasar a ti mismo. Uno siempre piensa primero en uno. Y después tienes que pensar en las demás personas”.

Cuenta que desde el inicio Fundación Emilia le ofreció apoyo legal y sicológico, aunque ya contaba con apoyo en ambos casos. “Es un luto que vamos a tener de por vida. Nunca más me voy a poder recuperar. Tuve que ver a mi hijo con la cabeza rota, muerto en el suelo. Eso no me lo puedo sacar de la cabeza. Despertar en la mañana o dormirme en la noche es un calvario porque solo tengo esa imagen en la cabeza. Tengo días buenos y días malos, días terribles, llorar y llorar y los ojos como papa, sin ganas de nada. Desesperada porque quiero ir a buscarlo y no tengo donde”.

El juicio es el único consuelo que le va quedando a Ximena y su familia, por eso este viernes es tan importante, porque en la preparación para el juicio oral, se definen muchas cosas y ella lo sabe. Por eso está nerviosa. Le deseamos lo mejor.


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