Campañas de concientización v/s presupuestos de difusión

Vía : http://www.elquintopoder.cl/ciudadania/campanas-de-concientizacion-vs-presupuestos-de-difusion/

A raíz de las cifras de siniestralidad vial que arrojo el último fin de semana largo, creímos que era necesario poner en el tapete el análisis del impacto de las campañas de sensibilización o concientización en términos reales de costos de inversión “social” realizado por el Estado durante estos últimos cinco años en la prevención de siniestros viales. Entendemos por concientización al “proceso mediante el cual los seres humanos, no como receptores, sino como sujetos de conocimientos, alcanzan una conciencia creciente tanto de la realidad socio cultural que da forma a sus vidas como de su capacidad para transformar la realidad” (Freire, 1970).

Establecer que en Chile mueren tres veces mas personas por siniestros viales que por homicidios debería ser materia de interés de la sociedad en su conjunto, pero del Estado en particular.

En pos de este concepto, creemos que las políticas públicas en Seguridad Vial deben ser traspasadas a la sociedad a través de un proceso de concientización que logre, por medio de campañas de difusión sistemática y sostenida, involucrar en la acción de la prevención a los ciudadanos, logrando que visualicen el impacto del problema, sea por medio de la comunicación del drama humano, la trascendencia económica u otras temáticas derivadas de esta pandemia conocida como la siniestralidad vial.

Según Aristóteles, para transmitir el drama humano resulta forzoso lograr “que tengan miedo quienes creen que van a sufrir algún mal y ante las gentes cosas y momentos que pueden provocarlo […] Por lo tanto, conviene poner a los oyentes, cuando lo mejor sea que ellos sientan miedo, en la disposición de que puede sobrevenirles un mal y mostrarles que gente de su misma condición lo sufren o lo han sufrido, y, además, de parte de personas de las que no cabría pensarlo y por cosas y en momentos que no se podrían esperar” Aristóteles (1999: 337-338). De esta forma, establecer que en Chile mueren tres veces mas personas por siniestros viales que por homicidios debería ser materia de interés de la sociedad en su conjunto, pero del Estado en particular.

Desde el año 2003 que la ONU viene advirtiendo sobre la crisis mundial de la seguridad vial, mensaje refrendado al año siguiente por la OMS bajo el lema de “Seguridad Vial y Salud”. Durante el 2009 la OMS publicó su análisis en el “Informe sobre la situación mundial de la seguridad vial”. Todas estas acciones dieron lugar al lanzamiento en mayo del 2011 del Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011-2020, hito en el que los países que conformaban la ONU sellaron su compromiso de reducir en un 50% los fallecidos en siniestros viales en el mundo antes de llegar al 2020. Chile, como miembro, firmó y planteó su Estrategia de Seguridad Vial que tuvo su punto de inicio en la promulgación durante enero del 2012 de la Ley de Tolerancia 0 (que si bien no es 0, sí es un avance que se debe perfeccionar).

Entre los objetivos destacados del compromiso se indicó que un punto central en este avance era la inversión en estrategias de comunicación, vale decir campañas de difusión que formaran un componente esencial en las labores relacionadas con la prevención de traumatismos causados por accidentes de tránsito (OMS, 2012).

En razón a todo lo anterior deberíamos asumir que los presupuestos destinados a la divulgación de los contenidos de las políticas públicas viales deberían estar en relación a la magnitud del costo generado por los fallecidos y lesionados en siniestros viales, presunción lógica si revisamos los registros de prensa y observamos el volumen de noticias que diariamente dan cuenta de las problemáticas viales.

Desde el año 2010 las estadísticas de las primeras 24 horas sobre el número de fallecidos y lesionados no han disminuido, es mas durante los últimos tres años han presentado un alza: 1595 (2010); 1573 (2011); 1523 (2012); 1623 (2013); 1630 (2014) y 1646 (2015).

Si comparamos estos datos con la inversión en campañas de difusión realizada por la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (CONASET) durante estos años podemos apreciar que los presupuestos han variado, indicando su punto más alto durante el año 2012 con $465.505.772 millones que se relacionan directamente con la promulgación de la Ley Tolerancia 0, disminuyendo sostenidamente desde esa fecha hasta este año en que se designaron solo $160.818.000 millones del presupuesto fiscal, pese a que el año 2015 la cifra de fallecidos durante las primeras 24 horas fue de 1.646.

Si a esto añadimos la estimación del costo social por fallecimiento prematuro en Chile[1], valorado en $286.879.726 millones por persona, podemos indicar que el presupuesto destinado a la difusión de las campañas de sensibilización de CONASET para los años 2010, 2015 y 2016 es inferior al costo de una persona fallecida. La cifras no son mejores durante los años 2011, 2012, 2013 y 2014, ya que el presupuesto más alto ni siquiera alcanzó a cubrir el costo de dos fallecidos.

Ante esto cabe preguntarse ¿Cuál ha sido el compromiso del Estado con la difusión del problema de la seguridad vial en Chile? Al parecer…mucho menos que la pérdida de una vida.

Año Monto
2010 141.166.219
2011 302.861.213
2012 465.505.772
2013 458.197.689
2014 320.287.703
2015 260.214.485
2016 160.818.000
Por Carolina Figueroa Cerna, Presidenta de la Fundación Emilia Silva Figueroa. Víctimas de Accidentes

[1] Calculado por la Subsecretaria de Evaluación Social en marzo del 2014.


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