Víctimas de crímenes vehiculares: «No somos cifras… somos familias que vivimos con este dolor»

La Fundación Emilia Silva Figueroa, Víctimas de Accidentes presta una labor de acompañamiento jurídico y psicológico a las familias de las víctimas que han sufrido la pérdida de un ser querido o que deben enfrentar a diario las secuelas de un crímen vehicular. En este caminar, son muchas las historias que hemos conocido y donde hay factores comunes como el dolor, el sentimiento de impunidad y la búsqueda de justicia.

Contabilizar cada accidente nos permite como sociedad visibilizar esta realidad como lo que es, una verdadera pandemia de la que nadie quiere formar parte, sin embargo, detrás de esos números hay historias y rostros que hoy queremos compartir.

Este es el relato de familias que han sido capaces de sacar fuerzas de flaqueza desde ese dolor para dar su testimonio y trabajar unidas por lograr parar las muertes de inocentes y avanzar hacia una sociedad donde la seguridad vial sea un tema que marque la agenda de las autoridades, de la justicia y de los ciudadanos.

Patricia Flores, mamá de Camila Muñoz

camila

Camila Muñoz Flores (24 años) fue atropellada el 19 de marzo del 2015 en Puente Alto, Santiago, mientras estaba dando un paseo en bicicleta junto a sus amigas. El conductor se dio a la fuga. La joven falleció en el lugar.

“Mi hija había salido a salir a andar en bicicleta a las 23:00 horas, porque durante la tarde había estado con su hija Renata (3 años) en el cine y luego la dejó durmiendo antes de salir. A las 03:00 am llegó un furgón de carabineros a la casa para avisarnos que había pasado el accidente… al escuchar la patrulla a mí se me vino el mundo abajo porque supe al tiro que algo había pasado con Camila. Después de enterarnos, a las pocas horas, empezamos a recabar más antecedentes de lo ocurrido y así me enteré cómo fue; ella iba feliz en su bicicleta con una amiga y un amigo y el tipo la impactó con su camioneta y con ese choque ella falleció inmediatamente.  No paró a saber de ella ni a darle ninguna ayuda y eso es lo que más duele”.

“Gracias a las redes sociales y a que la patente de la camioneta se encontró en el lugar pudimos dar con el vehículo a los tres días, porque de parte del conductor no hemos tenido ningún acercamiento ni una palabra de consuelo o de arrepentimiento”.

“Quiero justicia, quiero que pague con cárcel por haberme arrebatado a mi hija, a la madre de mi nieta y por ser un cobarde y un inescrupuloso que sabiendo que había tomado igual manejó y me la mató y ni con eso dio la cara… quiero tener paz”.

Pedro Muñoz (tío de Camila)

“Nos hemos dado cuenta que como familia, hemos logrado reunir mucha información y aún así los procesos son lentos y dolorosos, pero pensamos también en cómo lo hacen las familias de otras víctimas que no tienen ni siquiera la patente del auto que atropelló a su hijo o hija… esto es súper crudo que puedan pasar años antes de resolver un caso. Es como si todos  quisieran que las familias permaneciéramos de brazos cruzados”.

Nancy Moreno (tía de Camila)

“Hay una impunidad terrible… este miércoles se cumplen 3 meses del accidente y no hay nada. Nos piden paciencia y esperar, pero en este proceso van decayendo las ganas por este mismo dolor. Se prolonga la agonía de la familia y de los amigos, porque no pueden  vivir su duelo tranquilos. Nos preguntamos en qué minuto este caso y otros dejan un precedente para la sociedad donde todos vamos a terminar perdiendo la fé en la justicia, porque creemos que no pasa nada, que no avanza nada.

Nadie está libre de atropellar a otra persona, pero es distinto parar y tomar conciencia de lo que hiciste y asumir, porque esto trae un montón de consecuencias que  ni se imagina y un dolor que se lleva por siempre”.

 Sandra Ruiz (Mamá de Juana Ruiz)

1429642132_8697Juana Ruiz (33)  y Karen Meza (29) murieron luego de un atropello el 21 de febrero del 2015 en Valparaíso. El conductor que causó este crímen  estaba bajo los efectos del alcohol. Otras dos personas quedaron gravemente heridas.

“Se están pasando a llevar a las familias y nos convierten en víctimas otra vez; nos matan en vida cuando vemos que la justicia puede dejarlos libres  y estamos en esa incertidumbre…eso no puede ser.

Con las disculpas de los inculpados no recuperamos a nuestros hijos. Es hora que todos los que manejan tomen conciencia y ver que sí se condena a quienes cometen crímenes.

Hacía falta la Ley Emilia y también hace falta que se aplique de verdad la tolerancia cero en los accidentes para juzgar, porque no es llegar y decir que fue un accidente y que los asesinos se vayan a la casa.

Acá nos olvidan muy rápido. Hay muchos crímenes viales que no salen en la prensa y sentimos muy poco apoyo lo que nos duele más todavía, pero eso pasa también porque todos saben que las penas son pocas o que saldrán a la calle de nuevo. Esperamos que eso cambie y que tengamos tranquilidad para nuestro duelo”.

Norma Meza, Tía de Karen

“Todo esto pasó un día sábado y a mi hermano recién le avisaron el domingo en la tarde diciéndole que estaba como N.N, cuando en realidad, mi sobrina llevaba su carnet, su tarjeta de crédito y su celular el que no estaba roto, no tenía ni un rayón como para que dijeran que no había como identificarla.

Yo también tengo hijos y resulta que ninguno de ellos si va de carrete se lleva el auto, tampoco lo hizo mi sobrina, entonces encuentro que el error más grande fue de ese chofer y también de esos padres, porque si vieron que su hijo iba a salir e iba a tomar no deberían haberle permitido llevar el auto.

Tenemos que seguir luchando igual, porque él mató a dos personas y dejó heridas a otras dos y no me interesa que su conducta previa sea intachable, eso no me sirve y tiene que pagar con cárcel”.

Héctor Figueroa, papá de Dante

danteDante Figueroa de 18 años fue atropellado y al igual que en otros casos, el conductor intentó darse a la fuga. Tras 15 días en coma, falleció el 15 de mayo mientras su familia y amigos siguen sin entender por qué la tardanza en la formalización del autor de este crímen.

“Nosotros como familia lo hemos pasado muy mal. Tenemos una hija de seis años que a lo mejor en el momento no se dio cuenta de lo que había pasado, pero ahora sí y llora, siente la ausencia de su hermano porque ahora es más latente cuando subimos al segundo piso donde está su habitación y sentir su aroma nos hace recordar todo, revivirlo.

Los 15 días que él estuvo en el hospital fueron como una preparación que nos hizo nuestro hijo para lo que sería su partida, pero aún así, creo que es importante que nos juntemos todos los que hemos sido afectados por asesinos al volante.

No creo que haya justicia real, porque es como si no les interesara lo que pasa con el núcleo más cercano, con los familiares y los amigos y lo que viene después. La muerte de un hijo es algo que se lleva todos los días, no es como que pasen uno o dos meses y se vaya a olvidar, sino que todos los días despertamos y es como si Dante volviera a morir… es inexplicable lo que se siente, pero parece que no importara.

Se pueden hacer muchas campañas, pero está tan interiorizado en el chileno y en especial, en los más jóvenes que el tomar significa pasarlo bien que es difícil. Pienso que si las campañas se enfocaran en los niños, daría más resultado, porque por lo que se ve, los jóvenes de 20-22 años, no lo piensan dos veces si deben o no subirse con trago a un auto.

La justicia hace vista gorda en estos casos y hay impunidad, porque no hay interés, es como si diera lo mismo la vida de una persona como sucedió con el asesino de Dante que anda suelto y que lo más probable es que se haya arrancado a Argentina.

Estoy completamente de acuerdo en que se aplique la tolerancia cero. La Ley Emilia es un gran avance, pero no podemos permitir que la gente siga calculando cuánto es lo que puede tomar para no entrar en la ley  y que se aprendan de memoria que si tomo no puedo manejar… es muy simple”.

Ángel Salinas

Es uno de los 6 jóvenes que el 24 de junio fueron atropellados luego que salieran de clases en el vespertino de la Universidad de Playa Ancha. El responsable de este crímen vial huyó del lugar de los hechos sin prestar ayuda. Nuestra Fundación presentó el pasado 12 de junio una querella criminal contra quienes resulten responsables.

estudiantes atropellados

“Estoy en un largo proceso de rehabilitación con traumatólogos y kinesiólogo y con apoyo psicológico. Tuve que congelar la universidad y he tenido que aplazar cosas personales, pero estoy vivo y hoy puedo contar mi historia.

La sociedad es bastante ingrata en este sentido. No queremos ser cifras y números, sino un ejemplo de lo que no tiene que volver a pasar. No es posible que sigan existiendo estos tipos de accidentes por alcohol, debemos ser más responsables de nuestros actos y eso es lo que espero”.

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