
Lunes 15 de Septiembre:- La mayoría de los chilenos espera con entusiasmo la llegada de las Fiestas Patrias, instancia en la que se comparte con amigos y familiares para disfrutar de la comida típica como empanadas, choripanes, anticuchos, el tradicional terremoto, o bien de la música y el baile. Sin embargo, no todo es celebración.
Según cifras entregadas por Carabineros, durante las festividades del 2024 se registraron 1.546 siniestros viales, causados en su mayoría por conducción en estado de ebriedad. En las rutas hubo 678 detenidos: 436 por conducción en estado de ebriedad, 160 bajo influencia del alcohol y 82 bajo efectos de las drogas. También se practicaron más de 62 mil exámenes, la mayoría alcotest. En total, se registraron 61 fallecidos.
Tal como reflejan las cifras, es en estas fechas donde se evidencia un aumento significativo de los siniestros viales, principalmente asociados al consumo excesivo de alcohol. En este contexto, las autoridades intensifican las fiscalizaciones para controlar dicho consumo, con el objetivo de resguardar la seguridad de la ciudadanía. Sin embargo, el problema de fondo persiste.
De acuerdo con el Diario La Región de Coquimbo (2025), SENDA implementará su programa Tolerancia Cero de fiscalización conjunta con Carabineros entre el 16 y el 20 de septiembre de este año, con operativos en los principales lugares de celebración de la región.
Si bien se entiende que durante Fiestas Patrias se ejecuten estos programas sobre el consumo de alcohol y drogas, no debería ser solamente en estas fechas. Se hace necesario que se realicen durante todo el año, puesto que conducir bajo los efectos de estas sustancias es un problema que persiste día a día.
Ahora bien, en este contexto surge otro problema: la falta de cobertura por parte de Carabineros y las limitaciones en las herramientas que posee el país para abordar eficazmente esta situación. Según datos oficiales de SENDA, en Chile existen actualmente 62 equipos de narcotest.
Estas deficiencias impactan directamente en la capacidad de fiscalización continua y eficaz, limitando el número de controles y revelando una carencia estructural de recursos frente a la magnitud del problema. Esto refleja la urgencia de una mayor inversión en seguridad vial, no solo adquiriendo nuevos equipos, sino también capacitando al personal e incorporando tecnologías que fortalezcan los procesos de fiscalización, permitan un control preventivo más robusto y contribuyan a evitar siniestros viales vinculados al consumo de alcohol y drogas.
En definitiva, la seguridad vial no es únicamente responsabilidad de la ciudadanía, sino que debe ser asumida como un deber compartido. Las campañas de prevención cumplen un rol fundamental en la sensibilización social, pero su impacto es limitado si no existe un compromiso sostenido y activo durante todo el año por parte del Estado.
Cuando entendamos que la seguridad vial es un derecho humano permanente, podremos avanzar hacia una cultura comprometida y responsable con el respeto a la vida de los demás.
Valentina Arriagada
Practicante Psicología Organizacional
Universidad Andrés Bello, Viña del Mar